Gordo
GORDO
Nos reunimos en el taller, hablamos
cosas cotidianas, palabras cargadas de esa complicidad de hombres tan nuestra, tratando
de alejar la tristeza con palabras que se parecieran más a un “nos vemos muy
pronto” pero que, tarde o temprano, aparecen entre los que se van de viaje. No
es sencillo despedir a quien amas. No es fácil tener que decirle a tu hijo
mayor “cuídate mucho, Dios te cuide y te acompañe. Nos comunicamos por Whatsapp o Line…
Para
mí siempre será “El Gordo”, a pesar de que ya está en los 30’ y no está nada
gordo. Quiere tanto a Venezuela como yo; sin embargo, el país se hizo cada vez más difícil, plagado de
riesgos en sus calles y carreteras. Del que se fue, sin conocerlo como lo hice yo
en mejores tiempos. No es justo que la juventud se les vaya entre el miedo,
amenazas, la muerte, pobreza o escasez. Buscan
un futuro más próspero. Venezuela está asfixiando sus ilusiones. Mi muchacho se
fue del país; al igual que los hijos de quienes, como yo, hoy nos quedamos sin su
compañía.
Tal vez, su partida y la de otros
venezolanos que se han marchado sea momentánea. Y que el arraigo no desaparece
al llegar a otras tierras. Esperando que un día regresen para ayudar a
reconstruir nuestra patria la cual fue secuestrada por una banda de resentidos
con pensamientos políticos desfasados,
probados y fracasados en otras partes del mundo.
Son legiones de compatriotas que hoy viven en
otras naciones que, a lo mejor, pronto regresarán cargados de nuevas experiencias y prosperidad
para replicar lo que aprendieron y lograr ayudar a resurgir nuestro maltratado
país, y como dice el viejo refrán “no
hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista” falta poco.
Lo abracé muy fuerte y le besé,
antes de que abordara el carro. Las palabras que no nos dijimos, desde el fondo
de mi alma le agradecía por su entrega a la familia. Por su corazón amplio y
lleno de esperanza, de ideales, por su don de gente, rectitud y valores que
aprendiste en casa.
Estoy
muy agradecido, hijo de mi alma, estaré contigo, a tu lado siempre, hasta el
final de mis días, en tus alegrías y tus tristezas. Aquí estaré. Yo me encargo.
@aliprimer
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